20/05/2012

Prefijos, uso correcto

 -Nota: Por favor, no me traiga lo que dice el DPD al respecto. Me tomé la molestia de consultar con académicos de la misma Real Academia y me dieron la razón y me explicaron que la norma vigente es la de la Ortografía.
Asimismo, si quiere continuar con sus errores, lo que es problema exclusivamente suyo, no me salga con que ellos recomiendan pero no ordenan. Obvio, imagínese: si por cada infracción ortográfica o gramatical los señores le dieran a uno un garrotazo; o, mejor, que tuvieran una agencia bien organizada de esbirros para que le pegaran o lo torturaran cada que le pone una tilde a un demostrativo o al solo de solamente. No hombre, no pasa nada, pero no sea necio. 

Bien, empecemos:


Anteriormente, por ejemplo, ex iba separado del lexema: ex convicto, ex mandatario, ex marido. Los libros de gramática señalaban lo siguiente: "Recuerde usted que, como toda preposición, ex se escribe separada de su término".
Aun el Diccionario Panhispánico de Dudas todavía nos dice que "Se escribe separado de la palabra a la que se refiere, a diferencia del resto de los prefijos, y sin guion intermedio". Dé clic acá para que lo compruebe  
Por eso y porque la nueva Ortografía de la lengua española no tiene más de  dos años quizá no es extraño encontrar, todavía, que se refieran al ex presidente o la ex senadora y que hasta el 'infalible' Word le corrija si lo escribe debidamente, es decir: expresidente, exsenadora, exministro, excónyuge. Les sugiero, entonces, que vayan 'domando' esa herramienta que creen (muchos) que les resuelve todo.

Ex, además, es sustantivo: se refiere a la persona con la cual usted compartía una vida sentimental, bienes, hijos, qué sé yo. "No he vuelto a tener la dicha de hablar con mi ex".
La regla general de todos los prefijos es la siguiente: se escriben todos unidos a su base léxica cuando esta consta de una sola palabra: superhombre, superbruto, subhumano, subespecie, suprapartidista, excandidato.
Cuando tenga más de dos palabras, es separado: ex contralor general, pro inseminación artificial, pro derechos humanos, anti terrorismo de estado.

Cuando el prefijo es seguido por una palabra en mayúsculas o por un número, se utiliza guion (enséñele a su Word que guion ya no tiene tilde):  anti-TLC, anti-Nacional, pro-DIM, Mundial de Fútbol sub-20, pro-MOVICE.
En el caso de super es pertinente anotar que, en este caso específico, el super va sin tilde: super­7. Pero, cuando es sustantivo, que denota superioridad, algo magnífico, sí es con tilde: "la pasamos súper". También la gasolina en España: la súper está costando más que en Colombia. O súper, para referirse al supermercado.

Cuando hay varios prefijos, se dejan en una sola palabra: antiposmodernismo, procontracultura, preposuribismo. Mire, es pos, no post. 
Hay prefijos que se usan en América que no aparecen en el diccionario, o es que yo no estoy enterada de que, por ejemplo, recontra pueda ser un prefijo compuesto por dos prefijos: re y contra. En caso de que sean dos prefijos, se aplica la norma que expliqué de última: recontralindo, recontrabruto. Aunque tiendo a pensar que se trata, más bien, de una alocución local.
Lo mismo con 'requete' y, en México, 'rete': "requetebueno", en Colombia, "retebueno, mija", en México. "Sos relinda" dicen los argentinos. Archirrequeterrecontraestúpido. Por favor, no olvide que para que la erre suene como tal entre dos vocales, siempre debe ponerla doble. No es el tema de hoy, pero aprovecho esa palabreja que me acabo de inventar para explicárselo con ejemplos. Rápido sonará como una erre porque es inicial. Carro debe ponerse con erre porque está antecedida de una vocal y sucedida por otra. Si no, sería caro. Sonaría, suena y se leería y se lee caro. Se lo explico porque los prefijos forman palabras compuestas como contrarrevolucionario, que suele escribirse casi siempre de manera incorrecta: contrarevolucionario. O pararrayos. Prerrequisito, antirreumático, ciclorruta. 

07/05/2012

Errores gramaticales (de los gramáticos)

Estaba pensando en que mi columna, esa sobre las catalinas, las conjunciones y los significados que patinan fue un completo despropósito. 
Es que, de hecho, Tinito se pilló un error en el mismísmo Diccionario de la Real Academia Española. Imagínense que fetiche aparece con esta definición:  "Ídolo u objeto de culto al que se atribuye poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos." ¿El error? Conjugar el verbo atribuir idéntico al verbo haber. Es decir, debieron haber escrito atribuyen, pues el objeto tiene poderes sobrenaturales, en plural. Y el problema es casi escandaloso. 
A menudo, reconocidos gramáticos cometen el mismo error con otros verbos; ni qué decir de periodistas, columnistas y escritores. Lo he visto en Carlos Fuentes y lo he visto en Vargas Llosa, y eso que a este último el rey mataelefantes le suplicó que dirigiera el Instituto Cervantes. Ni más ni menos. 
¡Hombre!, una vez un pela'o, por impresionarme, me escribió una carta en Word. Ahí me contaba que "nazi en una vereda..." y no sé qué. Pero es que él no es escritor. Él no aspira -ni don Juan Carlos tampoco, a ser director del Instituto Cervantes. Que no todos quieran saber de esto ni es problema, ni está mal, ni hay que acribillarlos por cómo escriben, ni señalarlos, ni sentirse superior moralmente porque se tiene un saber que alguien no.
Pero, fuera de teorías conspiracionistas y pensamientos izquierdosos, somos el reflejo de los medios: de lo que vemos, de lo que oímos, de lo que leemos. Si el mismo diccionario y si las mismas autoridades académicas y literarias a menudo se equivocan, ¿qué esperar? Los que militamos en la izquierda, al menos en Colombia, lo somos a pesar de la prensa. Y me atrevo a decir que también los que nos dedicamos al estudio y la enseñanza de la gramática y la ortografía, pues hay ya una especie de detector en la cabeza nuestra que le hace a uno imposible leer un texto "serio", como un artículo de prensa, con tildes mal puestas, verbos terriblemente conjugados, conjunciones que no son, contracciones que no van; no es para rasgarse las vestiduras como cuando El Tiempo, el día del Idioma, hablaba de atentados en contra de la lengua y no sé qué, como si de violaciones a los derechos humanos se tratara o de maltrato a niños y mujeres. Atentados. Claro, estamos en guerra. Es más, se leían más escandalizados con esa nota sobre los errores ortográficos en las redes sociales (que no con los suyos) que cuando redactan noticias sobre masacres. En serio. Mire la letanía. Como si ellos mismos no contribuyeran no diariamente, sino a cada minuto, cuando actualizan las noticias, para que las cosas sean así.
Obvio, no todo el mundo está interesado en el buen manejo del idioma. Yo, por ejemplo, no tengo el más mínimo interés en saber cómo reciclar, ni me importa si a un toro le duele  cuando le dan una estocada. Pero, reitero, estoy hablando de esas autoridades que se escandalizan, cuando todos los que hemos trabajado en esto bien sabemos que es imposible no cometer errores o esquivar gazapos.
Entonces, apareció en YouTube un video que, a mi parecer, fue muy provechoso porque la gente, de la nada, descubrió la polisemia. ¡Qué novedad! El susodicho se llama "Qué difícil es hablar el español" y cuenta cómo se dice una  misma cosa de distintas maneras en Colombia, México, Argentina, Paraguay, etc. Hasta traductores y lingüistas andaban matados con la canción. Muchos se la llevaron a sus alumnos y que tales. Y pues, qué bueno, pero un diccionario, al menos en una institución académica, es mucho más provechoso. A pesar de ese error en fetiche, la enseñanza del uso del diccionario es fundamental y es, de hecho, la mejor página, la mejor herramienta para aquel que quiera hablar y escribir correctamente. Nosotros lo que hacemos es fijarnos en cómo se violan esas normas para venir a dárnoslas de sabihondos y promocionar un blog. Porque, sí, es divertido y es bacano sabérselas, a pesar de que muy pocos las cumplan, solo para decirle al jefe que tal cosa se escribe de tal manera o al profesor de español que heroico no tiene tilde por esta y por la otra regla que me enseñó Estefanía la semana pasada. 
No obstante, hay que aclarar que no todo lo que acepte la RAE, a pesar de que sea válido, es correcto. Cuando escribí mi primera columna en El Tiempo, el primer error que se me ocurrió señalar fue "antier". Dije que se decía anteayer, a lo que me salieron con sus consabidas sandeces e insultos con la definición del diccionario que la admite. Y lo mismo con la recién aceptada norma de decirle onceavo al undécimo, o la de un poquito antes, de aceptar décimo segundo como duodécimo. 
Javier Marías, elegido académico de la Lengua en 2006, no ve bien que la Real Academia Española acabe aceptando ciertas incorrecciones con el argumento de que “están muy extendidas”.“Eso es un error”, afirma tajante. “Evidentemente, la Academia no puede imponer nada; su función es orientar, sugerir y responder dudas” pero, “si se rinde ante los usos incorrectos, la gente se siente con permiso para utilizarlos

 - El País, España, 19 de febrero de 2012.


Esto es más para invitar a una reflexión por parte nuestra, más que para enseñarles algo, al menos esta vez. En Prole, como dije en una entrevista "lo que buscamos es enseñar, sin afán, distinto a Fundéu que lo hace con urgencia, y también muy distintos porque ningún banco nos paga y ahí decimos y opinamos y pontificamos sobre lo que nos da la gana, hasta de nosotros mismos.
¡Bienvenidos a este nuevo dominio!