27/11/2012

Propuesta

Definitivamente las personas, por más acceso a la red que haya, solo leen lo que está en los diarios y hacen caso a lo que está allí. A los de gran circulación, por supuesto. 
No me quejo por el número de lectores que ahora tengo en comparación con los que tenía cuando escribía en El Tiempo. Me quejo porque es nocivo y dañino, porque si bien todos tienen un columnista de gazaperas, los demás, casi sin excepción, cometen errores garrafales, y ni qué decir de los que llaman «cargaladrillos» (redactores o corresponsales), sus propios editores, directores, etc. A estos es a quienes hay que corregir.
No llegar con soberbia y prepotencia tomándoles fotos a los anuncios que ponen campesinos y mecánicos en las entradas de sus fincas o negocios e irse lanza en ristre con burlas y fotos por sus maneras de conjugar los verbos o sus errores ortográficos. En muchos de los casos son arcaísmos, y en otros, no son más que el producto de una pésima educación que se replica en prensa y televisión. Así, vi a una profesora reprender a una alumna que escribió heroico, sin tilde (como debe ser, ya que esta palabra tiene tres sílabas, tiene un diptongo y termina en vocal) y le rebajó 0,5 en su nota. 
Contra esos, contra los doctos, contra los que se dicen sabios, tenemos que «luchar», mas no con los que viven de otros oficios y, emocionados, llegan con su letrero de "vienbenida" para el político que los visita. O sí, sí. De haber tiempo, ayudarles a hacer otro cartel, pero si no, no tomarle foto para humillarlos y subirlos a la red. 
¡Tómenles fotos a los errores de los diarios -tantas veces señalados aquí! ¿Qué gracia? Del mismo modo coger los cuadernos de los niños con sus preciosos errores y trabas, que es tan cruel, que es tan lo mismo. Pero, eso sí, no estén por ahí copiando los errores que uno ve cada vez que abre un portal noticioso o aun cultural porque entonces tendrían que autorretratar sus trabajos universitarios, tuits, estados de Facebook, columnas de opinión, blogs, tabletas, qué sé yo. Y hasta esta página y la de la Real Academia Española, también con sus tuits y los del Instituto Cervantes, que dicen una cosa sobre cifras y las escriben de otra, o bien sacan una nueva Ortografía y no la aplican con los prefijos que dictan, y así. Por ejemplo, sigue la RAE sin revisar siquiera su definición de fetiche.
Lo demás es clasismo puro y se ve mal. Ya no diré que en mi opinión, porque es lo que es. Qué lindos todos, corrigiendo al campesino, al obrero, al carpintero, al mecánico, al ebanista, que no al profesor, al escritor, al académico, al columnista. ¿Para eso leen sobre lo muy poco que se escribe en la gran prensa sobre la ortografía y la gramática? ¡Cuánta fatuidad!

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